No me gusta meter a las hormonas en mis problemas,
principalmente porque conozco a muchas mujeres que parecen querer echarle la
culpa de todo. Que si estoy de mal humor, es por las hormonas. Te dije una grosería,
pues, entiéndeme, estoy hormonal. Que si un segundo estoy feliz, el otro
contenta, no es que sea bipolar, noooo, son las hormonas. Bueno, el punto es
que yo prefiero dejar a las hormonas fuera de mi narrativa. Ellas no me
controlan.
Pero hay días, oh, hay días, donde me gustaría poder
echarles la culpa. Días que van tan pero tan pero tan mal, que uno comienza a
preguntarse si alguien allá arriba esta divirtiéndose a costa tuya. Algo así
como un chiste cósmico. O quizás es que, una vez que comienzas a rodar, ya no
hay nada que te detenga, y todo, absolutamente todo, seguirá saliéndote mal.
(No voy a borrarlo ahora, porque ya lo escribí, pero eso de rodar me hizo
sentir, además, como una bola. El poder de las palabras)
Si algo me enseñó la facultad de derecho fue a como
disimular, pero debo admitir que mantener la sonrisa fue casi imposible hoy.
Seguro que se me notó. Y, pues, si no se notó, me tendré que meter a actriz. (Si
por aquí se encuentra alguna de esas personas que tuvo la desdicha de
encontrarse conmigo el día de hoy, siéntanse libres de decirme la verdad. Digo,
para ver si tengo que replantear mi carrera) Pero ese no es el punto, no. El
punto es que, cuando llegué a mi casa, esperando esconderme debajo de las
sabanas para ver si este día se terminaba de una buena vez, descubrí que, como
las plagas de Egipto, que todas vienen juntas, o quizás como si mi amigo Murphy
hubiera decidido hacerme una visita, pues las hormonas, esta vez, si podían tener la culpa.
Ah, y además de eso, comí algo ayer que me cayó mal.
Mi estomago me odia. Y sí, creo que me estoy resfriando.
No sé si le voy a echar la culpa a las hormonas
(porque sii, honestamente, hoy todo y todo el mundo me molestaba), a Murphy (¿será
que me dejas en paz de una vez por todas? Tiene que haber más gente a la que
puedas ir a molestar) o simplemente diremos que hoy fue un mal día, pero si sé
que ya es hora de seguir mi propio consejo. Hoy voy a dormir temprano. Mañana,
gracias a Dios, será otro día.
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