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jueves, 29 de mayo de 2014

Las 21 etapas de leer un libro nuevo.

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1.    Finalmente te cansas de ser la única que no entiende las referencias y compras el libro que te ha recomendado tu mejor amiga, tu hermana, tu mamá y hasta la muchacha del salón de belleza.

2.    Lo dejas unos días en tu mesita de noche, porque no eres de esas que leen las cosa solo porque están de moda.

3.  Pero, bueno, ya te gastaste la plata. Y el libro es muy grande, ocupa demasiado espacio en la mesita. Te decides a abrirlo.

4.   Dejas tu Tablet/computadora/televisión encendidas, para cuando te aburras, claro. Estos libros que le gustan a todo el mundo siempre resultan ser fatales.

5.   Llegas a la página diez y, aunque todavía no estas fastidiada, tampoco es que te importa.

6.  Pero en la página cuarenta ya estas comenzando a sentirte identificada con la protagonista.

7.    Por eso es que pegas un grito cuando llegas a la página 100. ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO.

8.     Miras el reloj en el celular. Puedes leer como media hora más.

9.   Tres horas después, te levantas y vas por una taza de café. No puedes parar. Es impensable. Igualmente no podrías dormir.

10. Haces una pausa cinco minutos después. Te levantas y das una vuelta a tu habitación. Y luego otra. Quieres volver a leer, te mueres por saber que pasa…pero…pero… ¿y si pasa lo que NO QUIERES QUE PASE?

11. Obviamente, eso es justo lo que pasa.

12. Consideras dejar de leer. Ya son las dos de la mañana, tienes que ir a trabajar al día siguiente y la cosa pinta mal.

13. Sigues leyendo.

14. Tres minutos después, tiras el libro contra la pared y te cubres con la sabana.

15. Solo aguantas veinte segundos antes de ir a recogerlo.

16. Maldices a tu mejor amiga, a tu hermana y a la muchacha del salón de belleza.

17. Es hora de parar. Puedes hacerlo. Solo faltan treinta páginas. Ya sabes cómo va a terminar.

18. Las lees de todos modos.

19. Abrazas el libro mientras lagrimas corren por tus mejillas. No estas segura porque lloras.

20. Cuando suena tu alarma al día siguiente tienes mal aliento, estas despeinada y dormiste sobre el libro así que hay una forma cuadrada dibujada en tu pecho. No te importa. 

21.Juras que esto no volverá a pasarte. Nunca. JAMAS. De ahora en adelante te tomarás las cosas con filosofía. No es real, después de todo. ES FICCIÓN. No pasó. Lo repites muchas veces.


Obviamente, te pasa de nuevo un par de semanas después. 

martes, 6 de agosto de 2013

Bridget Jones y yo

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Yo conocí a Bridget Jones, como la mayoría de ustedes, en el cine. Así, de a casualidad, como suceden las mejores cosas. Lo recuerdo como una experiencia medio traumática. Verán, yo sufro de una cosa que no puede llamarse de otra forma más que “pena ajena”. En serio. Me da como picazón ver a la gente hacer estupideces enfrente mío. La paso mal. No puedo explicarlo.

Muchos años después descubrí que esa empatía era una cosa buena. Ayudaba al escribir. Pero, en esos tiempos, prefería simplemente evitar las situaciones que me ponían incomoda.
Y luego, fui al cine a ver la primera película de Bridget Jones.

No sabía nada de ella. No conocía muy bien a los actores. Ella era, para mí, la chica de Jerry Maguire.  Hugh Grant era Hugh Grant. Y, el otro tipo, era simplemente uno que me parecía haber visto una vez. No estaba segura en que película (Fue en Shakespeare in Love).

Como cambian los años. Ahora conozco a Bridget mejor. No solo conozco a Bridget la de las películas, sino que tuve la dicha de conocer a la Bridget original, la de los libros. Me dio mucha menos pena ajena (porque, obviamente, es más difícil sentir pena ajena al leer un libro, pero también porque, en el fondo, ahora la entendía mejor).

Ya casi se me olvidó quien era Hugh Grant, pero puedo decirte exactamente quien es Colin Firth. Con lujo de detalles. También puedo decirte quien es Renee Zellweger, aunque los detalles sobre ella no me interesan tanto.

Por lo que, cuando Helen Fielding anunció, hace poco, que 14 años después, íbamos a ver a Bridget de nuevo (leer sobre ella primero, verla posteriormente), la noticia no me causó tanta preocupación como antes (cuando uno comienza a experimentar pena propia, supera un poco la pena ajena). Es más, lo primero que hice fue preguntarle a mi amigo Google cuando era que salía el libro.  Es mejor prepararse. Digo, es la única manera de disfrutar a Colin Firth. Y a Bridget, claro está. A Bridget. Sí. Bridget. La que habla sin pensar. La que, muchas veces, actúa sin pensar. Esa Bridget. La que, por más que trata, sigue siendo ella misma. Es Bridget. La que me gustaría haber escrito yo.

martes, 2 de abril de 2013

Otros libros condenadamente difíciles de terminar

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Ya hice una lista de estas, pero es que, si esos fueran los únicos libros difíciles de leer que existen en el mundo, pues, felices seriamos todos. Pero no, la cosa se expande. Uno lee más y se va encontrando otros por el camino.
 
Obviamente (tan obvio que casi no sé porque lo digo), esta lista, igual que la otra, es una cuestión enteramente subjetiva. Tiene que ver con MIS gustos y MIS experiencias. A veces, hasta tiene que ver con el cuándo. ¿Nunca les ha pasado que han odiado un libro la primera vez que lo leen y después se dan cuenta es una maravilla? El cuándo es importante también. 

Por ahora, esta es mi lista, continuada. (Este es el post de nunca acabar). Como siempre, los comentarios son bienvenidos. 

  1. The Silmarillion, J.R.R Tolkien. Ya se habrán dado cuenta que Tolkien y yo tenemos problemas de entendimiento, pero hay que ser REALMENTE un fanático para tragarse este libro, lleno de background information y esas cosas que, aunque a veces son interesantes (énfasis en la palabra A VECES), no son realmente necesarias. Este es uno de esos libros que NI termine (y son pocos, eh). Eso sí, como somnífero, como somnífero lo recomiendo.
  2. La ciudad y los Perros, Mario Vargas Llosa. Vargas Llosa y yo tenemos problemas también, aunque estamos camino a superarlos (creo yo). He leído algunos de sus libros y los he disfrutado, pero este, este todavía me causa agrura. Y no soy la única, eh. No me gusta dejar los libros a medio palo, pero este simplemente es más fuerte que yo. Pero, como me he descubierto a mí misma disfrutando más y más de Vargas Llosa con el tiempo, algún día lo intentare de nuevo. Creo.
  3. Atlas Shrugged, Ayn Rand. Si te saltas los monólogos, la cosa es hasta interesante. (Claro, para saltarte los monólogos tendrías que obviar como 400 páginas) Y es que la idea no es mala, pero tampoco eran necesarias mil páginas de ella. Bueno, en verdad la historia es un poco densa y, por partes, demasiado filosófica, pero, quizás, sin los monólogos, me ha hubiera tragado. Quizás.
  4. The Brothers Karamazov, Fyodor Dostoyevsky. Estoy casi segura que ni Dostoyevsky mismo entiende que paso en este libro. Para comenzar hay demasiadas ideas filosóficas en algo que pretende ser una novela. Es más filosofía que novela, lo cual, supongo que está bien, pero no me lo traten de vender como literatura pura. Además, es condenadamente difícil de entender.  (Si alguien lo entendió, acepto explicaciones)
  5. Wuthering Heights, Emily Bronte. Yo amo este libro, pero, no por eso me engaño. Es requetecomplicado. Es más, es medio insoportable. Para mí es uno de esos libros que si lo lees en el momento preciso (como yo), terminas amando, y si no, pues…tiraras por la ventana al terminar, con una vaga idea de quien era quien y que pasó.

martes, 19 de marzo de 2013

Libros que odié la primera vez que leí y ahora amo

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A veces uno simplemente no está en el momento correcto de su vida para leer un libro. Pasa mucho más de lo que pensarían, eh. A veces, en ese momento especifico, el libro no le dice nada. No le llega al alma. Otras, quizás, no está uno en condiciones de entenderlo. Hay veces que el momento preciso lo es todo.

Eso me pasó a mí con los siguientes libros. Los odié a muerte la primera vez que los leí. Algunos de ellos hasta me hicieron evitar a sus autores por muchísimos años (error de errores). Y, luego, ya sea por pura casualidad, curiosidad malsana, o, en un caso específico, una apuesta, volví a leerlos.

Y, que bueno es que la vida nos de segundas oportunidades, ¿no?

  1. Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra. La culpa es de mis profesores, porque, seriamente, a quien se le ocurre que una niña de 12 años puede o DEBE leer este libro. Como era de esperarse no lo entendí y no me gustó. (Si tú eres uno de esos iluminados que, a los 12, lo disfrutó, avísame y comienzo a pedir que te hagan una estatua). Años después, sin embargo, cuando me mandaron a leerlo de nuevo, descubrí un mundo de aventuras que había estado ahí, esperándome, desde el principio. Descubrí también menajes escondidos y un personaje que nunca fue simplemente lo que parecía.  Si ustedes, como yo, lo odiaron la primera vez, les recomiendo…inténtenlo de nuevo. Deléitense con ese final perfecto. Vale la pena.
  2. The Great Gatsby, F. Scott Fitzgerald. Creo que este libro también lo leí muy joven (tenía más o menos 10 y leí todo lo que había en la librería de mis padres). Me pareció aburrido y confuso. Realmente confuso. Quince años después descubrí que era una obra de arte, al punto que, hasta el día de hoy, es uno de los pocos libros que mantengo siempre en mi cuarto, por si quiero volver a leerlo. Tal vez es porque ya lo entiendo. Quizás porque puedo apreciar la escritura exquisita de Fitzgerald, y, porque ahora sueño, con, algún día, poder escribir la mitad de bien. O, a lo mejor, simplemente, porque Daisy, Tom y Gatsby, son para mí, finalmente, gente de carne y hueso y no solo personajes.
  3. Hamlet, William Shakespeare. De nuevo, quizás la culpa de todos estos males la tiene la escuela (Realmente necesitamos revaluar que libros están leyendo los jóvenes), pero es que, a los 13 nadie se identifica realmente con Hamlet. A los 13 todo es una soberana estupidez, con gente que habla sola (¿monólogos? Bah!) y un final ridículo. Doce años después, Hamlet es un genio, capaz de expresar en pocas palabras verdades profundas y el final es una cuestión sublime.
Seguramente hay bastantes más, pero estos son los primeros que me vinieron a la mente (Ahora, también puede tener que ver con que algunos libros que la gente odió en la secundaria, como por ejemplo, cualquier cosa de Gabo, yo amé con locura desde el primer momento). Supongo que, en el fondo, son la prueba de que todo en la vida merece una segunda oportunidad….hasta los libros.
 
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