viernes, 31 de agosto de 2012

Viernes de cuento: Decisiones

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Es divertido, reflexionas, mientras tus ojos siguen el casi imperceptible movimiento de sus sandalias blancas golpeteando el piso, un tic que se manifiesta cuando está nerviosa, como tú bien sabes.

Es divertido, te repites, dejándote hipnotizar por el sonido de sus tacones contra el pavimento, aunque para ser realmente sincero no le encuentras la diversión al asunto.  Más aún, podría decirse que la situación te llena con una rabia increíble, cambiante, que comienza como un sonido sordo martillando dentro de tu cabeza para luego disminuir hasta un vacío frío y profundo en el que poco a poco van desapareciendo tus sentimientos.

Quizás es una estupidez, razonas, pero no es la primera vez que sucede, y lo que antes has dejado pasar con un gesto de despreocupación y una sonrisa comprensiva hoy parece calar hasta tus huesos, un frío ancestral recorriendo tus entrañas mientras lágrimas silenciosas se detienen sobre tus mejillas, sin atreverse a caer.

No es nada tan serio, te dice esa vocecita que viene de muy adentro, aquella que muchas veces te ha llevado a disculparla, a aceptarla de nuevo cuando hacerlo parecía una soberana estupidez. Bien podrías perdonarla, continúa esa parte de ti que no tiene orgullo, porque ama incondicionalmente.

Pero ya la has perdonado muchas veces, te rebates a ti mismo, cansado de escuchar a la parte buena de ti. Innumerables veces has pisoteado tu orgullo para dar el primer paso hacia una reconciliación que ella no se merecía. Y hoy,  un día cualquiera en la larga cadena de días que has pasado a su lado, de repente, ya no aguantas más.

Quizás lo más chistoso de todo es que casi puedes predecir su reacción, así como puedes decir con absoluta certeza cuál sería la tuya si fueras a dirigirte hacia ella, como tantas veces has hecho. Tus manos se posarían sobre las suyas, y con un temblor ella se lanzaría a tus brazos, mientras de tus labios surgirían palabras de alivio y aceptación.

Ella prometería no volver a hacerlo, y tú, ciego, le creerías, una vez más pondrías tu corazón en sus manos con absoluta confianza, así te enseñaron a amar después de todo, y nuevamente serías pisoteado.

La repetición de hechos se ha vuelto tan cargante, tan gastada, que hasta pareciera que te ha convertido en un adivino, capaz de predecir el futuro. Tu padre diría que ha hecho de tí un cínico, y no estaría lejos de la verdad. Después de todo, sólo un cínico sería capaz de encontrar diversión en el asunto.

Te concentras de nuevo en sus sandalias blancas, tac tac, tac tac contra el gastado piso de asfalto. Es un sonido que se manifiesta cuando está nerviosa, te repites a ti mismo, y mientras lo haces, tus manos se aferran al frío metal del banco que te sostiene. Tac, tac – Es porque no se siente cómoda, claro, te dices a ti mismo. -- Si lo estuviera, no tendría los pies cruzados así, claro…tac, tac, debe ser un sonido de lo más irritante  – y de repente estás de pie.

Es un paso tan monumental en la historia que casi esperas oír el sonido de tambores repicando con una melodía victoriosa. Estás de pie, después de todo, no sollozando contra sus faldas, ni aferrado a sus impecables sandalias blancas. Estás de pie, observando el suave movimiento de su rubia cabellera, y has caído en cuenta, por fin, de que no tienes ninguna intención de caminar hacia ella. 

Levantas un poco la cabeza, te permites el lujo de observarla, de memorizar el color de la luz reflejado en su cabello, la curva de su cintura y el casi imperceptible temblor de su mano derecha. Por un momento casi te convences a ti mismo de que esta vez será ella la que se levante, ella la que dé el primer paso, pero la ilusión pasa pronto, y minutos después todavía estas ahí, de pie, mirándola.

Tú caminas hacia ella, y se abrazan, pero no viven necesariamente felices para siempre. Así es la historia, pero como tú ya sabes cómo termina haces la única cosa que puedes hacer, te volteas y caminas hacia el lado contrario. Ya va siendo tiempo de buscar tu final feliz, después de todo. 

*Tomado del libro "Destinos Circulares", 9 Signos Grupo Editorial, Panamá, 2010. 

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