No, nadie nunca me ha hecho esta pregunta. Al menos
no así. Aunque si ha habido comentarios sutiles, de esos donde el significado
es obvio, pero la persona no se atreve a decirte en tu cara que, pues, para
decirlo de una manera amable, has tenido mejores días.
Me he salvado de lo peor, eh. Mi mamá cuenta, así en
esos cuentos de las mamás que son casi como leyenda urbana, que mi papá, Dios
lo bendiga, una vez le dijo que él creía que ella se pintaba debajo de los
ojos, así, de negro. Por eso nunca le había dicho nada sobre sus ojeras.
No estoy segura como reaccionó ella, pero, por el
hecho de que estoy aquí, podemos deducir que lo perdonó. No sé si yo, en su
lugar, hubiera podido ser tan magnánima.
Antes no me importaba, eh. O quizás, estaba algo
ciega. No era que tenía menos ojeras, nooo. Siempre las he tenido. Son algo genético.
Además antes era ALÉRGICA al maquillaje, y no alérgica de verdad (aunque les
puedo echar un par de cuentos sobre guardar maquillaje forever and ever), sino,
simplemente, adversa al hecho de arreglarme. Obviamente, en algún rincón de mi
cabeza, entendía que, para alguien que odiaba maquillarse tanto como yo, había
elegido la profesión equivocada.
Al menos siempre me gustaron los zapatos altos.
Volviendo a mis ojeras, el asunto es que esta mañana
me levanté con unas ojeras de señor y padre nuestro. Esto generalmente pasa
cuando, bueno, cuando al universo le da la gana, porque a veces me acuesto a
las 3 AM y me levanto fresca como una lechuga, y otros días, como ayer, me
acuesto a las 11 y zas, ahí están las condenadas.
Pero como ya no tengo 16, ni estoy en la
universidad, ni uso zapatitos, ni me puedo dar el lujo de salir así, no me
quedo más remedio que pasar 15 minutos frente al espejo con mi super corrector
de ojeras hasta que a fuerza de voluntad y mucho, mucho maquillaje, logre verme
como Casper y no como un personaje de la película La Noche de los Muertos Vivientes. Un pequeño avance para mí, un
gran avance para la humanidad. Y, claro, después de eso, me puse los zapatos altos,
y puede salir de mi casa.
*Para muestra, una foto. ¿Ven que parezco mapache?
Mis ojeras, arruinando hasta París…
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