Hoy me despierto con la noticia de que Paulo Coelho, el
super-archi-requete-recontra leído autor brasileño ha señalado en una
entrevista que Ulysses, de James Joyce, le hizo mal a la humanidad.
Pausa larga para que digieran. Si, así como lo leen. Ulysses le hizo mal a
la humanidad. Coelho considera que es un libro escrito por un autor que,
obviamente, solo está buscando impresionar a sus pares. Es puro estilo, dijo de
la obra y termino por afirmar que “No hay nada ahí.
Si tú disecas el Ulysses, da para un tweet”
Debo confesar que Coelho no es santo de mi devoción. He
leído varias de sus novelas (o quizás, varias de su UNICA novela que se repite Ad nauseam). Brida no
es del todo mala, a menos que compares con Orillas del Rio Piedra me
senté y llore y te des cuenta que es la misma historia. Que es la
misma de El Alquimista. Y la misma de todas sus otras novelas. Con
las mismas frases casi. Los mismos consejos.
Y pues, si así vende, y gente sigue
leyendo, ¿quién soy yo para criticarlo? Yo solo sé que durante el último libro
que intenté leer de él (Once Minutos), tuve unas inmensas ganas de tirar el
libro por el balcón, y luego tirarme yo. A la persona que me lo regaló, quiero
que sepa que, yo todavía estoy aquí, pero el libro ya no. Saquen las
conclusiones que quieran.
Joyce es otra cosa. Lo primero que leí de él fue su
colección de cuentos Dubliners, y posteriormente, durante una de
mis fases existenciales, leí Ulysses y Finnegan’s Wake.
En la tablilla de mi cuarto, donde guardo los libros que significan algo para
mí, aquellos que preferiría tener cerca, tengo dos de Joyce, Dubliners y
Ulysses.
Recuerdo que fue complicado. Recuerdo
leer una frase y no entenderla, y tener que volver a leer, y a veces, leer por
tercera vez. Y recuerdo que las palabras se quedaron conmigo, aunque Joyce,
seguramente, no tenía la intención de adoctrinarme cuando las escribió.
No solo hay que leer lo fácil. A veces, no siempre, pero
en contadas ocasiones, lo difícil tiene su recompensa. La mía tiene que ver con
esto: El día que leí Ulysses por primera vez, al terminar el libro, supe
claramente, que aunque nunca podría escribir así, quería ser escritora.
Coelho también dijo, en su brillante entrevista (end
sarcasm here) “Soy moderno porque hago que lo difícil parezca simple y, así, me
comunico con el mundo entero”.
Pues, si Paulo Coelho es la medida de un autor moderno, y
lo suyo es lo fácil, a mí que me dejen en la prehistoria con lo difícil. Allá,
con Joyce y Orwell, Steinbeck y Tolstoy. Y que no me manden a buscar. No vale
la pena.
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