Les voy a poner una
situación hipotética y me cuentan si soy la única a la que le ha pasado: 1. Les
faltan diez páginas para terminar el libro con el que llevan sufriendo varias
semanas. Tienen la sensación de que la
cosa va a terminar mal, pero, obviamente, tienen que seguir leyendo. 2. Deciden
llevarse el libro al mediodía cuando van a almorzar. En el fondo saben que es
una mala idea, pero ya es hora de acabar con la zozobra. 3. Terminan llorando
tanto que el libro queda empapado. (Pero de una manera digna y callada, bueno,
porque están en la calle…solamente por eso).
Un momento de silencio
mientras admiten que les ha pasado. Y, pues, si no les ha pasado, déjenme
decirles: You’re missing out. A todos
debería pasarnos, al menos una vez en la vida.
No estoy hablando de la pena
(bueno, a mí no me dio pena, pero supongo que a alguna gente si le daría pena),
de llorar solo en un restaurante lleno mientras los meseros se preguntan si te
estas volviendo loca. No, estoy hablando de la sensación esa. La de entender. Sentir
empatía. Dejarse conmover. Esa sensación.
Debo admitir que yo soy
medio llorona. Lloro por todo. Ni les cuento como me fue con el final de
temporada de Grey’s Anatomy la temporada pasada. Y la anterior. Y, bueno, la
anterior a la anterior. (Masoquismo puro, ese programa). Hace algunos años mi mamá
entro a mi cuarto, preocupada por los ruidos, y me encontró en posición fetal,
llorando. Había terminado de leer My Sister’s Keeper, de Jodi Picoult. El punto
es que, yo lloro. Por programas de televisión. Por películas (aunque no me lo
crean, he llorado todas y cada una de las veces que he visto Titanic), por
libros. Yo soy de las que lloran. Y no me da pena decirlo.
Alguien (cuyo nombre no
mencionaré), trato de consolarme hace ya bastante rato con la siguiente frase:
“Es ficción. Un cuento, solamente. No es
verdad.”
Honestamente la frase no
hizo más que deprimirme. ¿Cómo que no es
verdad? ¿Qué significa eso? ¿Que el amor es simplemente una leyenda urbana?
¿Que no existen los héroes? ¿Que no hay nada más allá de las tontas peleas con
tus padres? ¿Que los amigos son solo los que tienen algo en común contigo? ¿Que
la gente mala no tiene sus razones? ¿Será que la vida es realmente una
caricatura, todos somos malos o buenos, no hay matices? ¿Será que la vida es
simplemente esto? El día a día. El sonreír a veces, pasarla mal en otros
momentos, Y ya está. ¿Significa eso que no hay nada más?
Pues, si es así….déjenme
seguir creyendo. Seguir soñando. Seguir inventando cuentos, de esos, donde los
malos tienen razones, los buenos hacen cosas malas de vez en cuando y se
equivocan tanto como los malos. De esos donde la gente se quiere, se odia, se
tolera. De esos que terminan, bien, terminan mal, no terminan.
Y, pues, si es necesario, déjenme seguir
llorando. Al menos así sentiré algo.
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