Hay brujas, brujitas,
brujildas. Hay algunas brujas buenas, como Glenda, en el Mago de Oz, la que
todas queríamos ser. Hay brujas “malas” (y algunas misunderstood). Hay brujas que para que te cuento, son como para
salir corriendo. No tienen verruga, ni escoba (bueno, al menos, si la tienen, está
BIEN, pero BIEN escondida), pero dan miedo. Que te digo miedo. Hacen brujerías.
Ya saben el tipo. De esas que te encuentras en la vida real, todos los días de
la vida. (No mencionaré nombres, pero do me a favor, cerremos todos los ojos e imaginémonos
a una. You can do it. Come oooon. I know
you want to)
Pero, esas no importan. Esas son brujas hoy, claro, pero seguirán
siendo brujas mañana. Así que no gastaré más espacio en ellas. No, hoy estoy aquí
para hablar del otro tipo de brujas. Esas que conoces en la escuela, cuando
estas chiquita. Las que comparten contigo clases, galletas de sándwich, soda de
fresa y pastillas de limón.
Esas que pasan un mes contigo
en el servicio social. Y esas que ni la distancia te hace olvidar.
Las que te acompañan cuando
pasas a otra etapa de tu vida. Las que vas encontrando en el camino. Las que
nunca se van. Las que te encuentras en otros países. Las que se quedan no
importa donde estés. Las que comparten contigo lágrimas, decepciones,
felicidad, amor, libros, películas.
Las que llevas contigo
siempre, en el corazón.
Hoy es el día de las brujas.
Pero no de todas. No de aquellas (porque hay muchas), que se desviven por
escupir veneno. No de las que viven de la envidia y del arruinarle la vida
a otras mujeres. No, hoy es el día de esas brujas que comparten pastillas,
sonrisas, libros, almuerzos, paseos. Aquellas que, un día, se sientan por la
noche a contemplar un canal en Venecia, con una cerveza en la mano y un pedazo
de pizza y pueden pasarse horas discutiendo la vida
Esas que, con un almuerzo,
una jarra de sangría y uno que otro libro, arreglan una semana.
Las que pueden quedarse
cinco días seguidos en un sofá comiendo porquerías y viendo películas y pasar
la mejor semana de sus vidas. Esas que se vuelven tu familia.
Feliz día a esas brujas, mis
amigas. ¡Que gusto que, en un día como hoy, seamos el club de las brujas! Como
las quiero.
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