Que me perdone Shakespeare
por apropiarme de su línea y cambiarla, pero me pasa a veces que, cuando quiero
escribir algo y se me viene una línea o una cita a la mente, si no comienzo por
ahí, no comienzo. Y como últimamente, el problema ha sido comenzar (o encontrar
el tiempo para comenzar, o quitarme la pereza de comenzar), decidí aprovechar
las palabras del maestro.
Seguramente todo el que
alguna vez ha escrito algo (cuentos, novelas, artículos, lo que sea), podrá entender
lo que les voy a decir. Hay una cosa horrible que los escritores llamamos writer’s block, que es, simple y
sencillamente, cuando te quedas mirando la página en blanco, o el documento de
Word en blanco, o lo que sea, y no te sale nada. No se te ocurre ni una sola
idea. Yo, para fortuna mía, casi nunca sufro de estos problemas. Pero hay
otros, eh. Hay otros.
No sé cómo llamarle a lo que
me pasa últimamente. No es writer’s block,
porque les juro que apenas me siento, pues, escribo. Apenas me siento, abro el
documento de Word (eso de escribir en papel como que no va conmigo, perdónenme.
Eso SI que me causa writer’s block) desaparezco
las distracciones, cierro todos los tabs en mi browser, apago la música y me
concentro, pues, las ideas salen. Pero el problema es llegar ahí, a ese momento,
al querer escribir.
Recuerdo un tiempo donde escribía
a todas horas, en todo momento. Hasta que me costaba trabajar, porque tenía mil
ideas y ganas de escribir a todas horas. Ahora no. Tengo más trabajo, claro está.
Me gusta mi trabajo. No necesito un escape. Quizás tiene que ver con eso.
Pero ya está comenzando a
molestarme. Ayer, cuando me dispuse a sentarme a escribir, de repente, me dio hambre
(seguro que ni tenía hambre, era mi cerebro revelándose de la manera más fácil que
encontró). No solo eso, me dio hambre y no quería nada de lo que tenía en la
nevera, así que tuve que cocinarme algo. Tiempo perdido: muchísimo.
¿Saben lo que hice después? Pues,
tenía un libro que terminar. Estaba bueno el libro, eh, pero tampoco era que tenía
que terminar de leerlo en ese momento. Pero, claro, eso fue lo que hice. Luego
necesitaba despejar un poco mi mente. Hice ejercicios. Después ya estaba
cansada, y, obvio, era hora de ver NCIS:LA, mi programa de los martes. No escribí
nadita de nada.
No es writer’s block, lo juro. Hace un par de días, cuando me obligue,
escribir 2,500 palabras. (mala señal cuando uno comienza a contar las palabras
que escribe). Quizás es simple procastination,
esas ganas de dejar todo para después que son más panameñas que el sancocho. O
tal vez es una distinct lack of
motivation. El punto es que, necesito una cura. No la tengo. Ya sé que soy
medio sabelotodo (Hermione en Harry Potter, me dijo alguien), pero esta vez, no
tengo respuesta. Tal vez lo que necesito es una idea que me emocione. O alguien
que me regañe un poco (los regaños son particularmente efectivos, no sé
porque). Pero, nos pasa a todos. Nos pasa a todos, ¿verdad? Díganme que sí. No
me dejen aquí, con la cabeza llena de ideas pero sin ganas de sentarme a
escribir.
Acabo de llegar a tu blog no sé cómo... bueno, sí lo sé, estaba cotilleando en Facebook los comentarios de un post de una de mis contactos, un lindo post con un bellísimo dibujo de Egon Schiele, y uno de los chicos hizo un comentario que me gustó, y clické para ver su página, y en ella había un post sobre este blog que había encontrado, y que le había encantado... y aquí estoy... domingo por la mañana, recién despertada, con mi café delante de mi mac,... sin demasiadas ganas de leer activamente, pero al clickar en tu blog para ver de lo que hablaba el chico, no he podido dejar de leerme esta entrada.
ResponderEliminarYo no escribo, pero siempre me hago el propósito de hacerlo, y no me sale! solo me sale cuando tengo algo que decir a alguien, y me resulta más fácil hacerlo escribiendo, y la verdad es que disfruto. Pero siempre acabo borrandolo casi todo.... solo me interesa lo esencial... y claro al final me parece que no tiene ningún sentido tanto trabajo para dejarlo todo tan pobre... Eso es lo que me pasa a mi. He empezado muchísimas veces un diario pero no hay modo de continuarlo... no paso de unos días... 3 como mucho... y sin haber escrito nada interesante... Como te pasa a ti, siempre hay algo más interesante que hacer... aunque sea hacer el vago en un sofá...
Voy a leerme todo este blog, por si me sirve de inspiración, que seguro que sí, pero además por si me da algo, alguito, aunque sea poquitito de fuerza para simplemente seguir escribiendo un diario. Un abrazo y gracias!
Verónica
Hola Verónica! Primero que nada, que gusto que estés por acá. Ojala revises de nuevo este post y puedas ver mi comentario. Siempre me encanta cuando la gente tiene algo que decir, lo que sea.
ResponderEliminarMe voy a atrever a darte un consejo, si me lo permites. Es un consejo que me sirvió a mí tanto, tanto, cuando comencé a escribir, que se ha vuelto una de mis mantras, especialmente en momentos donde tanto me cuesta escribir: Tú eres tu peor crítico, y, la mayor parte de las veces, eres injusto contigo mismo. Así que escribe...sigue escribiendo. No dejes de escribir. La única manera de mejorar, de comenzar a complacer a ese crítico que tienes adentro...es, pues...seguir escribiendo. Ojala hubiera otra. Para mí, al menos, no la hay.
Y, cuando quieras...si mi blog te sirve de inspiración, de distracción, de lo que sea...pues un gusto que estés por aquí.