Hoy vi esta frase en un comercial de Félix, y me
hizo sonreír. Supongo que la idea es apelar al hecho de que los zapatos, así
como los chocolates, el helado, o quien sabe qué cosa más, vienen a ser algo
así como un guilty pleasure. Pero
como a mí los zapatos no me hacen sentir guilty,
y solo son un pleasure, pues como que
la propaganda no va conmigo.
No negaré mis guilty pleasures, eh. Todo el mundo los
tiene. Grey’s Anatomy.
Chocolate Nougat Crunch Ice Cream. Mountain Dew. Clueless. Tater tots. Sex and
the City. Nutella. Country music. Papas fritas con batido de
vainilla. (Del McDonalds, preferiblemente). Romance novels. Gummy bears. Chilli Dogs. The
Notebook. 10 Things I hate about you.
Esos, esos son guilty
pleasures de verdad. Lo de los zapatos, bueno…lo de los zapatos es
algo así como una necesidad. Yo soy,
generalmente, bastante buena con cosas como presupuesto, moderación, no comprar
cosas que no voy a usar y cosas así. (Aunque debo admitir que soy requetemala
con eso de combinaciones nuevas, debería hacer de este blog un style blog y así
obligarme a intentar combinaciones para las mil cosas que tengo en mi closet).
Pero, con los zapatos, pues, todas mis buenas intenciones desaparecen.
Simplemente no me puedo resistir.
Algunas mujeres sienten este
mismo tipo de fascinación con las carteras (Re: mu hermana). Pero yo no. Lo mío
son los zapatos. Estampados. Verdes. Rojos. Amarillos. De color neón. Serios,
de esos que solo puedes usar para trabajar. De un tacón altísimo, con los que
casi no se puede caminar. Zapatitos bajos. Sandalias. Chancletas. Pantuflas. Yo
no discrimino. A mí me gustan los zapatos.
Ya sé, es como una
enfermedad. Pero al menos es una que tiene cura (curas temporales, pero curas
en fin). Para navidad, y, para hacerme feliz, solo requiero unos zapatos Jimmy
Choo.* Ya los tengo vistos y todo. ¿No son los hombres los que siempre se
quejan de que no saben cómo complacer a las mujeres? Y yo que solo pido
zapatos.
*Pero bueno, también acepto
unos Kenneth Cole a los que le tengo el ojo desde hace rato, si el problema es
presupuestario. O unas botas chocolates Nine West divinas que vi la semana
pasada. O…
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