Y no lo digo como lector, aunque, bueno, también es verdad que puede ser cierto que una novela que te ha tenido enganchada todo el rato que has devorado hasta el punto en que llevas horas sin pararte hasta para las necesidades básicas, cosas como bañarte, comer, etc, llega al final y es como si alguien te hubiera clavado una estaca en el corazón, pero claro, como no eres vampiro, no tienes ni la opción de hacer PUF y desaparecer. No, te tienes que quedar ahí, con el libro en tus manos mientras piensas: ¿COMO CARAJOS SE PUDO ACABAR ASÍ?
Bueno, yo les digo como se pudo acabar así. Lo acabo
de descubrir. Se pudo acabar así porque, la peor parte de escribir, esa que
simplemente no quiere cooperar, resulta ser…el final.
No debería ser así. Yo nunca tengo problemas con los
finales de los cuentos. Esos se escriben solos. Tengo problemas, eso sí, con
los inicios. Eso es lo más difícil. La cosa hay que comenzarla bien, después de
todo. Las palabras correctas, y todo eso. Es simplemente horrible. Y ni
hablemos del TITULO, POR DIOS, EL TITULO. Eso es aún peor. Pero, ¿el final? Eso
debe ser mega fácil.
Excepto que no lo es, porque ya después de más de
cincuenta mil palabras, esta gente que estas escribiendo deja de existir en el
abstracto. Cobran vida. No sé ni cómo pasa ni que hacer para evitarlo. Lo que
si sé es que, aquí están, vivos, dando vueltas por mi cuarto en la noche, por
mi oficina en el día, pretendiendo decirme que hacer. A MÍ. Que soy la
escritora.
Se quejan de todo. De que como vas a terminar las
cosas así, no ves que me merezco otra cosa. Y como es que en el capítulo cinco
se me ocurrió decir eso, mira que es una estupidez. Yo nunca diría eso. Y cómo
es posible que vayas a dejar que el malo se escape, está bien que la vida no es
cuento de hadas, pero no tienes que ser tan realista.
Con personajes así (y estoy comenzando a sospechar
que todos terminan siendo así después de un rato, no hay manera de escribir una
novela sin sumergirte en el mundo de tus personajes), casi entiendo que algunos
escritores digan: That’s it, I quit,
y terminen haciéndoles caso. ¿Querían un final feliz? Aquí esta. ¿Qué pierdan
los malos? Listo. ¿Felices para siempre? Perfecto. Lo que sea con tal de
terminar la novela.
¿Pero yo? Yo he decidido ser fuerte. Esta es MÍ
historia, no la de ellos, no vayan creyendo que porque las cosas les están pasando
a ellos eso les da el poder de decisión. NO, este es mi mundo y en MÍ mundo yo
soy Dios. Y se muere el que digo que se muere, vive el que digo que vive y,
pues, si luego quieren perseguirme por el resto de mi vida, so be it. Estoy dispuesta a pagar el
precio.
Y sí, demorará más de lo que demoraría hacerles
caso. Pero las voces en tu cabeza no pueden ganarte. Recuerda, es TU historia.
Se fuerte. Cuenta la historia que tú querías contar, no la que el resto del
mundo (aunque este mundo este solo en tu cabeza) espera que cuentes.
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