Yo conocí a Bridget Jones, como la mayoría de
ustedes, en el cine. Así, de a casualidad, como suceden las mejores cosas. Lo
recuerdo como una experiencia medio traumática. Verán, yo sufro de una cosa que
no puede llamarse de otra forma más que “pena ajena”. En serio. Me da como
picazón ver a la gente hacer estupideces enfrente mío. La paso mal. No puedo
explicarlo.
Muchos años después descubrí que esa empatía era una
cosa buena. Ayudaba al escribir. Pero, en esos tiempos, prefería simplemente
evitar las situaciones que me ponían incomoda.
Y luego, fui al cine a ver la primera película de
Bridget Jones.
No sabía nada de ella. No conocía muy bien a los
actores. Ella era, para mí, la chica de Jerry Maguire. Hugh Grant era Hugh Grant. Y, el otro tipo,
era simplemente uno que me parecía haber visto una vez. No estaba segura en que
película (Fue en Shakespeare in Love).
Como cambian los años. Ahora conozco a Bridget
mejor. No solo conozco a Bridget la de las películas, sino que tuve la dicha de
conocer a la Bridget original, la de los libros. Me dio mucha menos pena ajena
(porque, obviamente, es más difícil sentir pena ajena al leer un libro, pero
también porque, en el fondo, ahora la entendía mejor).
Ya casi se me olvidó quien era Hugh Grant, pero
puedo decirte exactamente quien es Colin Firth. Con lujo de detalles. También
puedo decirte quien es Renee Zellweger, aunque los detalles sobre ella no me
interesan tanto.
Por lo que, cuando Helen Fielding anunció, hace
poco, que 14 años después, íbamos a ver a Bridget de nuevo (leer sobre ella
primero, verla posteriormente), la noticia no me causó tanta preocupación como
antes (cuando uno comienza a experimentar pena propia, supera un poco la pena
ajena). Es más, lo primero que hice fue preguntarle a mi amigo Google cuando
era que salía el libro. Es mejor
prepararse. Digo, es la única manera de disfrutar a Colin Firth. Y a Bridget,
claro está. A Bridget. Sí. Bridget. La que habla sin pensar. La que, muchas
veces, actúa sin pensar. Esa Bridget. La que, por más que trata, sigue siendo
ella misma. Es Bridget. La que me gustaría haber escrito yo.
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