miércoles, 9 de mayo de 2012

Harry Potter y el milagro de querer seguir leyendo…

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Yo no soy una de esas personas que le debe su hábito de la lectura a Harry Potter. No, yo era una #booknerd consumada mucho tiempo antes de que Harry Potter llegara a mis manos. Los libros siempre fueron mis amigos, y todavía me sorprende que mi experiencia escolar haya sido relativamente normal y que, hasta el día de hoy, pueda decir que sigo siendo amiga de gente que conocí en la escuela. 

Es que yo, debo admitirlo, no era muy normal en la escuela. En las mañanas no podía hablar con nadie en el bus, era mi hora de leer. Tenía una sola regla, si no me molestas mientras leo en la mañana, entonces podemos conversar en la tarde. También recuerdo haberme tomado recreos enteros para leer, hasta el punto de que alguna vez le dije a mis amigos: El primer recreo es para leer, en el segundo podemos hablar. 

Mi amor por los libros no ha disminuido. Normalmente cargo uno conmigo, a veces dos. Leo en cada fila, tranque, almuerzo y, por supuesto, cada vez que tengo que esperar en algún lugar. Pero antes yo era la rara. Ahora cada vez hay más gente como yo.

Harry sí tiene mucho que ver con eso. He aquí un ejemplo. 

Yo leí Harry Potter por primera vez en el 2002. Ya habían salido los cuatro primeros libros y mis padres le compraron los cuatro a mi hermana en una Feria del Libro.  Ella no leía mucho, pero parecía interesada en los libros, y prometió leerlos. Yo me quejé. Me podrían haber comprado algún libro a mí en vez de gastar en cuatro libros que ella nunca leería. 

Además, yo no tenía intención de leerlos. Un niño mago. ¡Qué tontería! 

Claro, en ese momento, subestime mi capacidad de lectura. Estaba de vacaciones y, a la semana, ya me había leído todo lo que había comprado para mí misma. No tenía más remedio que intentar con el niño mago. O ver televisión.

Se podrán imaginar que no vi televisión. Me demoré medio día con el primer libro, aproximadamente uno con el segundo y el tercero y dos con el cuarto.  Antes que se acabara la semana ya era una fanática más.

Obviamente esto hizo que mi hermana quisiera leerlos. Eran sus libros, después de todo. Yo se los estaba quitando. Antes de que yo terminara el segundo ya ella había comenzado con el primero. El resto es historia. 

Cuando nos enteramos de que iba a salir el quinto libro, mi hermana comenzó a leer en inglés. Recuerdo haberme burlado de ella: el libro saldría en español aproximadamente seis meses después de lo que saldría en inglés. Yo iba a saber lo que pasaba, y ella no! 

Leí el quinto libro en un día. A ella le tomó dos semanas, con un diccionario en la mano y preguntando palabras cada página. Pero lo terminó.

Para cuando salió el sexto y nos fuimos a parar en fila a medianoche nos peleamos para ver quien comenzaba a leer primero. Yo gané y, a las 7AM, cuando terminé de leer, la desperté para contárselo. A ella no le hizo gracia. Tomó el libro y se puso a leer. A las 3 de la tarde ya había terminado. 

Del séptimo tuvimos que comprar dos ejemplares. Ya no había marcha atrás. Harry Potter nos había puesto al mismo nivel. Ahora mi hermana lee tanto como yo. Y si, aún seguimos peleándonos libros. Pero ahora lo hacemos en igualdad de condiciones.

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