martes, 19 de marzo de 2013

Libros que odié la primera vez que leí y ahora amo

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A veces uno simplemente no está en el momento correcto de su vida para leer un libro. Pasa mucho más de lo que pensarían, eh. A veces, en ese momento especifico, el libro no le dice nada. No le llega al alma. Otras, quizás, no está uno en condiciones de entenderlo. Hay veces que el momento preciso lo es todo.

Eso me pasó a mí con los siguientes libros. Los odié a muerte la primera vez que los leí. Algunos de ellos hasta me hicieron evitar a sus autores por muchísimos años (error de errores). Y, luego, ya sea por pura casualidad, curiosidad malsana, o, en un caso específico, una apuesta, volví a leerlos.

Y, que bueno es que la vida nos de segundas oportunidades, ¿no?

  1. Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra. La culpa es de mis profesores, porque, seriamente, a quien se le ocurre que una niña de 12 años puede o DEBE leer este libro. Como era de esperarse no lo entendí y no me gustó. (Si tú eres uno de esos iluminados que, a los 12, lo disfrutó, avísame y comienzo a pedir que te hagan una estatua). Años después, sin embargo, cuando me mandaron a leerlo de nuevo, descubrí un mundo de aventuras que había estado ahí, esperándome, desde el principio. Descubrí también menajes escondidos y un personaje que nunca fue simplemente lo que parecía.  Si ustedes, como yo, lo odiaron la primera vez, les recomiendo…inténtenlo de nuevo. Deléitense con ese final perfecto. Vale la pena.
  2. The Great Gatsby, F. Scott Fitzgerald. Creo que este libro también lo leí muy joven (tenía más o menos 10 y leí todo lo que había en la librería de mis padres). Me pareció aburrido y confuso. Realmente confuso. Quince años después descubrí que era una obra de arte, al punto que, hasta el día de hoy, es uno de los pocos libros que mantengo siempre en mi cuarto, por si quiero volver a leerlo. Tal vez es porque ya lo entiendo. Quizás porque puedo apreciar la escritura exquisita de Fitzgerald, y, porque ahora sueño, con, algún día, poder escribir la mitad de bien. O, a lo mejor, simplemente, porque Daisy, Tom y Gatsby, son para mí, finalmente, gente de carne y hueso y no solo personajes.
  3. Hamlet, William Shakespeare. De nuevo, quizás la culpa de todos estos males la tiene la escuela (Realmente necesitamos revaluar que libros están leyendo los jóvenes), pero es que, a los 13 nadie se identifica realmente con Hamlet. A los 13 todo es una soberana estupidez, con gente que habla sola (¿monólogos? Bah!) y un final ridículo. Doce años después, Hamlet es un genio, capaz de expresar en pocas palabras verdades profundas y el final es una cuestión sublime.
Seguramente hay bastantes más, pero estos son los primeros que me vinieron a la mente (Ahora, también puede tener que ver con que algunos libros que la gente odió en la secundaria, como por ejemplo, cualquier cosa de Gabo, yo amé con locura desde el primer momento). Supongo que, en el fondo, son la prueba de que todo en la vida merece una segunda oportunidad….hasta los libros.

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